¿Qué hace orgánico a un producto?
La agricultura orgánica es la forma natural de realizar las actividades primarias, y que ya era aplicada por diversos pueblos originarios con muchos siglos de tradición agrícola. Sin embargo, en la década de los 20 se inició una concepción moderna de este sistema alternativo que necesitaba diferenciarse del intensivo, ya que a partir de la Primera Guerra Mundial se intensificó el uso de productos químicos que en un principio fueron usados con fines bélicos, como los derivados nitrogenados, para la fabricación de explosivos y que después por falta de demanda, la industria puso sus ojos en la producción de fertilizantes nitrogenados para la producción intensiva de alimentos, muchos de los cuales se siguen utilizando hasta la fecha.
50 años después de esto, surgieron diversas iniciativas que impulsaban los productos ecológicos que provenían de campos de cultivo en donde, por situación de pobreza o explotación, no se podía acceder a los fertilizantes. De tal suerte decidieron darle un valor agregado a este producto, argumentando su diferenciación y su beneficio ambiental, ya que no contaminaban la tierra con agentes externos y además promovían la reforestación de sus ambientes con plantas endémicas.
Los productos orgánicos son los que en su proceso optimizan los recursos naturales locales sin la utilización de químicos u organismos genéticamente modificados.
Según definió la FAO en 1999, “Lo que distingue a la agricultura orgánica es que están prohibidos casi todos los insumos sintéticos y es obligatoria la rotación de cultivos para fortalecer el suelo”.
La Federación Internacional del Movimiento de Agricultura Orgánica (IFOAM), organismo internacional acreditado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) desde 1997, define a la agricultura orgánica como “un sistema de producción que mantiene la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas. Se basa en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, en lugar del uso de los insumos con efectos adversos. La agricultura orgánica combina tradición, innovación y ciencia para beneficiar el medio ambiente compartido y promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos los involucrados”.
En los productos orgánicos siempre está presente el trabajo de los campesinos, quienes tienen un mayor cuidado de los ecosistemas para mejorar su producción, así que no podemos desligar el esfuerzo social y comunitario de esta práctica; a diferencia del convencional en donde la manipulación genética, la tala de superficies destinadas a cultivo y la incorporación de la maquinaria que sustituya la mano de obra de campesinos es una práctica creciente. La principal diferencia entre ambos productos va más allá de lo que nos indican las leyes y normas.
La producción de orgánicos y sustentables tiene que ver con la reincorporación del ser humano al ecosistema.
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